lunes, 28 de noviembre de 2011

Catarsis

Como no voy a estar asqueado de la política chilena, como no me va a dar vergüenza que alguna vez quise formar parte (de hecho formé) de un partido político.
                Claro era joven y estúpido, no me daba cuenta que pertenecer a una “Juventud” era otra forma de decir, anda cabro haz campaña gratis y trabaja por nosotros que cuando crezcamos todo vamos a crecer.
                No quiero ser injusto tampoco, de aquella generación hay un par rescatable, pero el resto se perdió en el camino, los partidos dan nulas posibilidades de recambio a los jóvenes y los políticos “tradicionales” se presentan año tras año a las reelecciones.
                Si hay un cupo seguro, de esos donde la izquierda o la derecha tradicionalmente doblan, este se lo dan permanentemente a alguien de afuera, no se dan la molestia de mirar a sus filas y bases, a aquellos que siendo muchas veces sólo niños trabajan incansablemente por la idea de un país mejor.
                Estos terminan sometidos a las decisiones de los viejos avinagrados que se han apernado, en forma permanente a cargos de elección popular, por que digamos las cosas como son, tienes que ser muy re malo para que no te reelijan si sigues apoyado por tu partido.
                Los independientes no tienen cabida en el mundo político, la juventud tampoco y los nuevos partidos, que muchas veces se ven como amenazas para los tradicionales, son rápidamente ridiculizados.
                No va a faltar el que salga de inmediato diciendo… “ESTO ES CULPA DEL BINOMINAL!!!”  Y NO ES ASÍ…
                ¿De quién es la culpa?... la culpa es de todos nosotros, los chilenos, viejos y jóvenes, que nos llenamos la boca hablando de política en las redes sociales y de libertades y de cuanta tontera nos sentimos empoderados para hablar, pero cuando llega una elección, como zombies, votamos por los mismos que nos mienten por los mismos que llevan años sin trabajar un peso a nadie, por los mismos que hacen noticia por trabajar UNA VEZ  por 28 horas… pobres, si ellos deberían estar obligados a trabajar todas las horas que los “honorables” no van al congreso, no asisten a votar.
                ¿Que piensa un chileno que día a día trabaja incansable, que muchas veces ha esta uno y dos días en vela para terminar un proyecto cuando ve el show que ha montado la oposición en la discusión del presupuesto?, ¿cuando al momento de ser entrevistados, se quejan de lo largo de la jornada y que con eso demuestran que hacen todo por Chile?.
                Por años la concertación tomo y enarboló como bandera de lucha el voto voluntario y la inscripción automática. Ahora cuando lo pueden hacer, ya no les gusta.
                ¿Por qué voto voluntario? No, seamos responsables, inscripción y voto obligatorio. Para todos, porque para llenarse la boca y criticar a los mismos de siempre no hay problemas.
                ¿Qué haría yo? Inscripción automática donde se saca la licencia de manejar, así dividimos por comunas, y la gente vota donde le corresponde. Basta de los buses llevados con gente para ganar una elección. Y las elecciones se hacen un miércoles. Así nadie se va el fin de semana  a nadie le quitan un día de descanso para hacer que los 120 tengan 300 de descanso gratis.
                Diputados y Senadores no más de dos periodos consecutivos. Presidente periodo de cuatro años con reelección por una oportunidad sin posibilidad de reelección futura. Alcaldes por votación directa como antes, el concejal más votado es el Alcalde con reelecciones sin límite, pero si te tiraste a alcalde y saliste concejal, obligado a cumplir tu periodo (no te sigas el ejemplo de Arrate), so pena de una multa equivalente a la mitad de los emolumentos que falten por devengarse en el periodo.

                Para variar ideas que lo más seguro usted , amable lector, ni siquiera leerá enteras, pero siempre queda la esperanza

martes, 22 de noviembre de 2011

Una historia

El año 1972 en la localidad de Malloco el día 20 de junio una familia, dormía no muy apaciblemente en su fundo, fundo que se había comprado después de años de ahorros trabajando como ingeniero para el ejército de Chile, el temor de las expropiaciones derivadas de la reforma agraria había producido  que los mismos trabajadores se vieran en la necesidad de montar guardias, para evitar la toma de este, esa fatídica noche, entre tres y cinco vehículos llegaron a las 4 de la mañana de una noche muy fría, eran vehículos debidamente identificados como GAP, después de bajarse fuertemente armados y al ver a los trabajadores que inmediatamente opusieron resistencia valiéndose únicamente de palas y horquetas abrieron fuego, el resultado, tres trabajadores muertos dos heridos dejados como saco de papa en la calle y toda la familia fuera de la propiedad, que era su único bien, dos niñas de 13 y 11 años solo en un camisón con un frío penetrante, el dueño del fundo desesperado tratando de ayudar a los heridos y la madre de las niñas corriendo a buscar ayuda, una ambulancia un auto que los socorriera…. Nada. El dueño de esta propiedad era don Edward Timmermann… alemán, había llegado Chile solo, sin familia, parientes o hermanos, a los 21 años, trabajo y estudió, logro ser ingeniero, junto dinero y había cumplido su sueño de tener su tierra para trabajarla, sus empleados le apodaban cariñosamente el Zancudo por sus piernas largas y su sigilo al caminar, todos los días a las seis de la mañana recorría el campo en su integridad y tomaba desayuno religiosamente con sus trabajadores. Estas situaciones hacían que todos ellos quisieran defender la tierra de aquel hombre que repartía sus cosechas primero a las familias de los trabajadores para después vender.
Al no ser un hombre adinerado, si bien tenía buen pasar por su trabajo, cuando su fundo fue expropiado por la fuerza, saco sus ahorros y los repartió para las familias de las tres personas muertas, pagó los hospitales de los heridos, a sus hijas las tuvo que sacar del colegio donde asistían (Ursulinas) y fueron a un liceo. Nunca recuperó lo suyo.
Esto va en respuesta de todos aquellos que dicen y defienden a Salvador Allende, diciendo que él nunca mató ni robó.
La historia es de mi abuela su marido y sus hijas.

Basta ya de lavar permanentemente la imagen de la gente que perteneció a una izquierda pérfida, las heridas del pasado deben cerrar y debemos mirar adelante.